miércoles, 26 de agosto de 2009

Violencia escolar


La televisión ha puesto otra vez en la agenda el problema de la violencia escolar, expresada ahora en el matonaje (bullying) y las peleas entre alumnos o alumnas, con evidentes muestras de inferir daño el uno al otro (o la una a la otra). Los medios escritos, en otra muestra de la habitual monotonía y reciprocidad entre TV y diarios, han reforzado la preocupación sobre el punto, aunque intentando incorporar otros actores a la situación. Así, en La Tercera se incluye una breve nota donde un académico de la USACH plantea que se requiere mayor protagonismo del MINEDUC, de donde parece desprenderse una crítica al enfoque de la violencia escolar como un problema de seguridad pública, cada vez más presente en las políticas respectivas y en el tratamiento que hacen los medios de comunicación.

El MINEDUC implementa desde la década pasada, diversas iniciativas relacionadas directa o indirectamente con la prevención de la violencia escolar (por ejemplo, la definición de una política nacional de convivencia escolar y la promoción de estrategias de mediación escolar). En la actualidad, una de las expresiones más visibles es el sitio Convivencia Escolar, provisto de información y recursos pedagógicos relacionados con la convivencia democrática en las escuelas y liceos.

Uno de los problemas fundamentales de las políticas educacionales sobre este punto es la debilidad de los diagnósticos sobre la violencia escolar en Chile, debilidad que surge de otro problema anterior de mayor densidad que consiste en la delimitación del concepto "violencia escolar". No hay una definición unívoca (y, por tanto, de utilidad operacional) de qué es la violencia escolar y qué no lo es, como se refleja en el difuso límite entre actos con uso de fuerza relativamente violencia simétrica entre pares, o las expresiones de agresividad propias de estudiantes durante el desarrollo de algunos juegos escolares. En efecto, parece insuficiente señalar que es violencia escolar todo acto que envuelve uso de la fuerza o que tiene connotaciones de injusticia o abuso contra alguno de los integrantes de la comunidad escolar. Con esta definición tan amplia, los actos habituales de imposición enérgica de la disciplina o de la normativa escolar por parte de los adultos de la escuela o liceo, pueden ser catalogados como 'violencia escolar'. Similar complicación tienen los actos cometidos por estudiantes fuera del establecimiento, como las disputas en plazas cercanas. ¿La violencia deja ser 'escolar' cuando sale de los límites de la escuela o liceo? Puede ser que, en buena cuenta, se deba llamar violencia escolar a todos los actos de agresión acaecidos adentro que, si ocurrieran fuera de la escuela, serían considerados delitos. De este modo, los robos, las riñas, el hostigamiento y el matonaje escolar serían la expresión intra-escolar de expresiones incivilizadas similares, habitualmente castigadas por la ley en los espacios públicos e incluso los privados (como acontece con la violencia intrafamiliar). El riesgo de esta definición está, sin embargo, en que puede criminalizar a los actores de la comunidad escolar y que, implícitamente, puede sugerir que la conducta desviada es un problema puramente individual.

Como no se ha concordado una definición operativa de la violencia escolar, resulta imposible pesquisar cuánta y qué tipo de violencia escolar hay en el sistema escolar (por ejemplo, ¿la violencia de género es violencia escolar o es otro tipo de violencia?). Sólo se tiene algunas estadísticas de los actos denunciados en 600Mineduc o en las oficinas de los Departamentos Provinciales del país, pero es claro que hay una brecha entre el total de actos de violencia escolar y aquellos que son denunciados. Hasta ahora, por lo mismo, las formas de estimar la violencia escolar más frecuentes son las encuestas a los mismos actores escolares, pero no hay un sistema de registro y monitoreo permanente de la violencia escolar.

Si a lo anterior se añade la perspectiva simbólica de la violencia escolar, los bordes son más complejos porque es fácil prever que lo que para unos es violento, para otros puede no serlo. De hecho, hay toda una corriente de análisis de la cultura y política escolar que estudia la denominada 'violencia simbólica' ejercida por la propia escuela a través de sus normas y prácticas cotidianas, expresada especialmente en la naturalización de ciertas relaciones de dominación que portan además concepciones de mundo, de lo correcto e incorrecto y de lo que corresponde a cada uno en una determinada comunidad o cultura.

Las consecuencias de la indefinición y de la debilidad de los diagnósticos sobre la violencia escolar son previsibles: las políticas arriesgan seriamente su efectividad. Conviene, mientras tanto, conocer otras experiencias al respecto, por ejemplo, en Estados Unidos, España, Brasil, entre otros. Una buena síntesis de la literatura disponible en Internet se puede descargar acá.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tus comentarios