Fuente: http://www.ciae.uchile.cl/ |
Esta afirmación es cotidiana en el sistema escolar; sin embargo, no ha logrado que las autoridades la consideren al momento de definir políticas educativas cuyo efecto es segregador o, para decirlo en otros términos menos duros, acotado solo a los directamente beneficiados. Sistémicamente, el impacto puede ser poco perceptible (dado que se trata de una proporción siempre menor de la matrícula), pero sí instala una idea cuyos efectos son contradictorios: la calidad de la educación es la resultante de la selección o de la concentración de talentos en un mismo escenario exigente. Estos liceos, en definitiva, no agregarían valor a los resultados educativos, pues la base de sus buenos resultados SIMCE no es la pedagogía ni la gestión institucional de los liceos. Son los propios estudiantes los que hacen las diferencias. Por extensión, se deduciría que estos estudiantes serán de alto desempeño en cualquier contexto, pero un reciente estudio de Juan Pablo Valenzuela sostiene que esto último no necesariamente ocurrirá; el desempeño es también por la interacción entre talentosos. Es un efecto de la relación con los pares.
Más de tres mil estudiantes postularon el año pasado a uno de los 700
cupos en el Instituto Nacional, uno de los liceos más prestigiosos del
país, donde la mayoría de los alumnos logra un cupo en la universidad.
¿Cuál es la receta de su éxito? ¿Son realmente eficientes los liceos
emblemáticos? Es lo que intentaron dilucidar investigadores del Centro
de Investigación Avanzada en Educación (Ciae), de la U. de Chile, en el
primer trabajo chileno que analiza si los liceos de excelencia generan
valor agregado, es decir, si logran que sus alumnos se superen aún más.
El trabajo será dado a conocer la próxima semana en el Segundo
Congreso Disciplinario de Investigación en Educación, organizado por el
Ciae y el Centro de Estudios de Políticas y Prácticas en Educación
(Ceppe), de la UC. Sus autores, Juan Pablo Valenzuela y Claudio Allende,
analizaron la trayectoria académica de cerca de cuatro mil alumnos que
asisten a 24 liceos emblemáticos del país. Entre éstos figuran el Liceo
Instituto Nacional, de Santiago; Liceo 7, Carmela Carvajal y José
Victorino Lastarria, de Providencia, y Abate Molina, de Talca, todos
establecimientos con más de 280 puntos en el Simce.
Los antecedentes de sus alumnos se contrastaron con los de 22 mil
estudiantes que fueron sus compañeros de curso en cuarto básico, antes
de que los estudiantes postularan a los liceos emblemáticos (la mayoría
parte en séptimo básico). Se analizó el resultado que cada uno obtuvo en
el Simce de cuarto básico de 2002 y en el de segundo medio de 2008.
En este último test, en promedio, los alumnos de liceos emblemáticos
superaron a sus pares en 20 puntos en Lenguaje y 29 en Matemáticas.
Sin embargo, el escenario cambió después de controlar por otros
factores, como el nivel socioeconómico de los padres, las habilidades
académicas y la selección. La diferencia de puntaje Simce a favor de los
emblemáticos se redujo a tres puntos en Lenguaje y siete en
Matemáticas, cifras que no son significativas. La conclusión: el
principal mecanismo que explica el mejor resultado de los emblemáticos
es la selección de alumnos, más que las estrategias didácticas,
pedagógicas y de gestión educativa.
¿Significa eso que sus alumnos habrían rendido igual en otro colegio? No necesariamente.
Se trata de estudiantes con altas habilidades académicas. En cuarto
básico, ya aventajaban a sus compañeros de curso, superándolos por 24
puntos en el Simce de Lectura y por 27 en Matemáticas. Los
investigadores controlaron por variables que normalmente explican las
diferencias de desempeño, como el nivel socioeconómico de los padres. En
otras palabras, simularon que si todos los niños estuvieran en igualdad
de condiciones, los que fueron después a liceos emblemáticos
aventajaban igual a sus compañeros en cuarto básico.
Sin embargo, esa ventaja después crecería. En segundo medio, los
estudiantes de liceos de excelencia consiguieron 30 puntos más en
Matemáticas y casi 20 puntos en Lenguaje promedio que sus ex compañeros.
“Los alumnos que van a liceos emblemáticos tienen un mejor desempeño
que si no lo fueran. Sin embargo, el mejor rendimiento de esos
establecimientos se debe, en gran parte, a la concentración de
talentosos”, explica Juan Pablo Valenzuela.
El impacto en el país
Los resultados son coincidentes con estudios internacionales. En
2011, un estudio norteamericano encontró que el alto rendimiento de los
liceos de excelencia en Boston y Nueva York se debía a la gran selección
de alumnos.
Por eso, Valenzuela y Allende señalan que la política de aumentar la
cantidad de liceos de excelencia, como lo que sucede con los
Bicentenario, provoca más segregación. Según los académicos, los alumnos
de las escuelas que quedan rezagadas pierden el beneficio de haber
tenido a estudiantes de alta habilidad.
Para Raúl Leiva, coordinador nacional de los Liceos Bicentenario, el
que no agreguen valor “no es el caso de los Bicentenario. Tenemos
establecimientos que hicieron selección y otros que no y ambos subieron
sus puntajes Simce”. Menciona, por ejemplo, el Liceo de Purén, que tuvo
84 postulantes para 80 vacantes y que avanzó 71 puntos en el Simce. “Es
posible mejorar resultados sin seleccionar alumnos. Capacitando a los
maestros sobre cómo enseñar cada tema, por ejemplo”, dice.
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