lunes, 21 de marzo de 2011

Selección de alumnos: entre el mérito y la segregación

Una nota de prensa de "El país" da cuenta de una opinión de la presidenta regional de Madrid (que antes fuera Ministra de Educación), Esperanza Aguirre, quien afirmó que resulta absurdo que niños de capacidades cognitivas radicalmente distintas se eduquen juntos. Ella, en cambio, creo que los alumnos deben ser separados por sus capacidades. El argumento es simple: de este modo se cautela el mérito académico y la libertad de elección de los padres que, en un legítimo esfuerzo, buscan la mejor educación para sus hijos.

Es decir, los diferentes deben ser tratados como tales, aun cuando dicho tratamiento implique que otros diferentes (tal vez más numerosos y que, por lo mismo, vienen a constituir la "normalidad") sean descuidados en su diferencia y tratados como si fueran inferiores. De algún modo, la propuesta de Aguirre implica el riesgo de segmentar el sistema escolar según una categorización de talentos que, por cierto, se basa en diferencias heredadas que, a su vez, son consecuencia de anteriores discriminaciones.

Por esta obviedad es que en España y buena parte de Europa, la selección de alumnos por desempeño académico en la educación pública, ha sido considerada atentatoria contra la igualdad de derechos. Sin embargo, varios gobiernos de derecha, cada vez más presentes en ese continente, tienden a justificar estas prácticas sobre la base del reconocimiento de las diferencias individuales y la libertad de elección de las familias y la libertad de proyecto educativo de los centros. En Chile, a su vez, se suele matizar el discurso y se ha prohibido la selección académica hasta el sexto año de educación básica; desde ahí y hasta el término de la enseñanza obligatoria (12 años de escolaridad), es permitida. Es decir, la tensión entre libertad e igualdad ha sido zanjada a favor de la primera.

Por eso es que la posición de la autoridad madrileña es clara y reconocible para los chilenos. En la nota de "El País" dice:

"No se puede continuar con este sistema. La situación es tan grave que no puede retrasarse ni un minuto más. Me voy a volcar en educación", anunció. A su juicio, hay que "aumentar la libertad de los promotores de colegios, de los propios colegios y de los padres para ofrecer, por un lado, y elegir, por el otro, distintas posibilidades de educar a los hijos", mientras que el Estado "bien puede quedarse solo con las tareas de inspección y de homologación de centros y programas de estudio".

En Chile se viene practicando las sugerencias de Aguirre hace ya décadas. Los resultados están a la vista y se aprecian con particular elocuencia en la segmentación de la educación superior, como quedó otra vez establecido en el reciente Foro de la Educación Superior, realizado el jueves pasado.

En la ocasión, se presentaron estudios que muestran cómo los diferentes buscan la igualdad, pero van tras una igualdad estrecha o acotada a sus pares (intra pares): los estudiantes de la educación superior que provienen de grupos de altos ingresos prefieren asistir a universidades donde se encontrarán a otros como ellos. Cito la nota de "La Tercera":

Un estudio elaborado por el Centro de Investigación de la Estructura Social de la U. de Chile (Cies) y el Foro de Educación Superior Aequalis, concluyó que las universidades privadas selectivas aventajan a las tradicionales al captar al 5% más rico de la población.

El 25,7% de los hijos de directivos y profesionales de mayores ingresos del país estudia en planteles privados selectivos, como las universidades Adolfo Ibáñez o Los Andes. El 24% asiste a universidades tradicionales de altos puntajes y que realiza activa investigación, como la U. de Chile y Católica. Otro 23% va a instituciones de altos aranceles, pero eminentemente docentes, como la UDD y Finis Terrae.

"Entre ellos hay una predilección creciente por planteles privados en vez de los tradicionales", sostiene Víctor Orellana, autor del estudio.


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