
Con todo, el informe es interesante porque provee definiciones sobre aspectos que a menudo se debaten. Por ejemplo, en el contexto de la Educación Especial (noción también muy debatida), señala que una escuela con clases segregadas o diferenciadas es aquella en que los alumnos con NEE asisten a estas clases al menos un 80% de su jornada de formación. Sin embargo, quizá el aporte más valioso sea la compilación de definiciones de cada país sobre Educación Especial. Por ejemplo, para la Bélgica de habla flamenca, la educación especial es aquella basada en un proyecto pedagógico que provee oportunidades educativas adaptadas, apoyo y tratamiento a niños cuyos desarrollo no puede ser garantizado en escuelas normales o comunes. En Chipre, un niño con NEE es aquel que tiene un aprendizaje diferente, o cuyo funcionamiento de aprendizaje es especial, atribuible a deficiencias físicas, mentales o de otro origen psicológico. Para juzgar que es un niño con estas NEE, se plantean dos criterios: a) sus dificultades de aprendizaje son manifiestamente mayores que la de otros niños de su misma edad (la mayoría); y b) dicha discapacidad le dificulta el aprovechamiento de los medios y recursos educativos disponible en las escuelas regulares. En cambio, en Estonia, un niño con NEE es aquel que muestra un talento excepcional, o que presenta dificultades de aprendizaje o comportamiento, problemas de salud, discapacidades o una ausencia prolongada del sistema escolar que crea la necesidad de hacer cambios o adaptaciones a los contenidos de enseñanza, los procesos, al ambiente de enseñanza (a las tutorías, a las aulas, al idioma en que se imparte la enseñanza, la forma de comunicación, el tipo de docentes, etc.) o la planificación regular que el docente ha definido para su trabajo.
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