Hace alrededor de una semana, llamativamente El Mercurio dedicó columnas y notas a exponer su perspectiva sobre el debate en torno de la educación pública en Chile. En los días previos, el economista H. Büchi, se refería al acuerdo en educación; más tarde, el mismo diario mostró unas estadísticas y comentaba que más de 6 mil alumnos de la región metropolitana (RM), migraron a los establecimientos subvencionados [privados], "disconformes con la calidad de la educación municipal". Y el domingo anterior (6 de febrero), la columna de José Brunner también se dedicó al futuro de la educación pública. Expongo ahora una síntesis de las tres primeras, dado que las nuevas políticas comerciales del diario ahora impiden acceder gratuitamente a ediciones previas.
- Editorial "Mitos en la educación pública": en uno de esos días, la página editorial del medio afirmaba que la educación municipal ha perdido 20 mil alumnos en 2010 por razones que define como "bien identificadas", a saber, huelgas reiteradas, percepción de mayor calidad y mejores resultados en las escuelas subvencionadas [privadas], mejores condiciones generales de éstas, reducción de la población en edad escolar. Para encarar este proceso, las autoridades -destaca la editorial- han emprendido cambios que incluyen reformas legales con foco en la educación municipal. Pese a la favorable perspectiva que abren estas innovaciones, el medio dice que aun se repiten los mismos argumentos que califica como "mitos" y que insisten en la necesidad de cambios institucionales profundos, sin los cuales la educación municipal sería inviable (se refiere especialmente a la restricción a la elección educativa por parte de las familias y al régimen de competencia entre establecimientos). Junto con estos cambios estructurales, otros mitos serían la necesidad de un financiamiento diferenciado y del término de la modalidad de financiamiento compartido. Sigue la argumentación del diario, diciendo que ha sido la libre elección, el crecimiento de la oferta privada subvencionada y la competencia lo que ha permitido los progresos educativos recientes. Además, dice que insistir en cambios en la institucionales es ignorar que "la mayoría de los mejores sistemas de educación pública en el mundo son de carácter municipal".
- La columna "Acuerdo en educación" (H. Büchi), a su tiempo, valora el consenso entre fuerzas de oposición y gobierno, para luego decir que también es alentador que esta vez haya habido un cambio de receta: ya no se trata de aumentar los recursos. sino de potenciar el desempeño con incentivo a profesores y directivos. Pero luego de eso, Büchi duda de la eficacia de las medidas, toda vez que algunas ya vienen operando en el sector público sin efectos positivos (se refiere a la evaluación del personal y la posibilidad de prescindir de los mal calificados... en la administración pública esto no genera ninguna "dinámica de esfuerzo y mejoramiento"). Sin embargo, lo que más preocupa al economista es que la discusión no avance por prejuicios ideológicos sobre el rol de Estado como constructor de la sociedad, aspectos en lo que algunos insisten sin considerar que son los individuos los "verdaderos arquitectos" de aquélla. Por tanto, la solución definitiva pasaría por romper este nudo ideológico, "abrir la mente y explorar soluciones nuevas. En vez de forzar a los padres a abandonar una escuela municipal, ¿por qué no permitirles que tengan voz y voto que que aquéllas que no progresan cambien de administración? Sin privatizarlas, podrían existir Corporaciones en las cuales el Alcalde estimulado por los padres delegue el manejo con metas y planes definidos".
- En la nota firmada por Javiera Lobos, Valentina Pozo y Manuel Fernández, se decía que la baja de la matrícula en establecimientos municipales se debía a la insastifacción de las familias con la calidad del servicio, caracterizado por la falta de recursos y la mala gestión, aspectos que conjugados con la necesidad familiar de ofrecer mejores oportunidades a los hijos, han llevado a los padres a trasladar a sus alumnos a estabecimientos privados subvencionados. Según el artículo, la mayoría de las comunas metropolitanas ha perdido matrícula, De los 6124 alumnos que dejaron la educación municipal entre 2009 y 2010, hay una fuerte concentración en las comunas de Maipú (2258 alumnos menos), Cerro Navia (805 alumnos menos) y Peñalolén (630 alumnos menos). Sólo escapan a esta tendencia, comunas como Providencia, Ñuñoa, Santiago y Estación Central. Los alcaldes donde se ha perdido matrícula señalan que están mejorando el servicio, difundiendo beneficios y agregando otros. En contraste, el alcalde de Cerro Navia opta por culpar al gremio de profesores, quienen han preferido organizar paros y huelgas en su comuna.
- A juzgar por el relieve que este diario quiere dar el debate sobre la educación municipal, se debiera esperar una activa discusión al respecto en marzo. En ese momento, con seguridad, habrá quienes apoyen sus argumentos en las notas antes reseñadas. Por ejemplo, es claro que los partidarios de la educación privada subvencionada citarán las cifras dadas por este diario para decir que las personas prefieren la educación privada antes que la pública. Sin embargo, antes de usarlas, se debiera tener presente que las mismas cifras pueden ser usadas para contra-argumentar lo anterior. En efecto, como muestra la tabla arriba inserta (que trabaja con las cifras que incluye la nota de los periodistas Lobos, Pozo y Fernández), en rigor, la caída de la matrícula entre 2009 y 2010 es poca (un 1,5%). Con estos valores, alguien puede decir que la baja de la matrícula municipal no es tal y que, si la hay, bien puede deberse a factores diversos, tales como la mentada baja demográfica y la falta de cupos en establecimientos municipales (por ejemplo, en liceos técnicos o humanista-científicos).
- El debate sobre la educación pública es de suyo ideológico. Por eso la opinión de Buchi también lo es (¡y está bien que lo sea!). Decir que las personas en tanto individuos son los verdaderos constructores de la sociedad es tan ideológico como negarlo y afirmar que ese es el papel del Estado. Y también es ideológico sostener que la solución es permitir que las familias tengan voz y voto en la decisión de cambiar a quienes administran (nótese que Büchi no se refiere a quienes son propietarios de los establecimientos). Si esta medida sirve a los establecimientos municipales, ¿por qué no podría serlo para aquellas familias disconformes con el servicio prestado por un sostenedor privado subvencionado? Parafraseando al mismo Büchi: ¿por qué forzarlos a abandonar este establecimiento? ¡Debemos abrir la mente y explorar soluciones nuevas!
- El link es un Pdf de una presentación de GiroPaís, donde esta entidad sintetiza las principales lecciones de la experiencia internacional sobre institucionalidad de la educación pública.
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