lunes, 29 de marzo de 2010

Castigos y escuela: una relación histórica

El Museo Pedagógico y la DIBAM han publicado un libro que, con certeza, será de consulta obligatoria para quienes se interesan en la historia de la educación pública en Chile. Aunque el libro fue presentado en febrero, sólo ayer la prensa hace una reseña del mismo. Copio los primeros párrafos de la nota:

En 1812, José Zapiola, futuro director de orquesta y político camaleónico, advirtió la herencia punitiva de la educación colonial. En sus "Recuerdos de treinta años" escribió: "En ese tiempo estaban en uso cuatro castigos: arrodillarse, el guante, la palmeta y los azotes. El primero, considerado como el más suave, era más común".

Nueve décadas después, Lucila Godoy Alcayaga -en ese momento, con ocho años, lazarillo de doña Adelaida Olivares, una señora casi ciega y directora de la escuela primaria de Vicuña- se encargaba de repartir el papel en el establecimiento. Sus compañeras, abusando de su retraimiento, sacaban más de lo presupuestado, y cuando el déficit se hizo notorio, la tímida niña no dio explicaciones. Frente a toda la escuela, doña Adelaida acusó de ladrona a Lucila, quien se ganó una brutal apedreada de sus coetáneas. "Yo no olvido nunca", habría dicho la poeta en el funeral de la ciega directora.

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