Entre las múltiples dimensiones de la desigualdad está la
segregación: la concentración de un grupo en particular en un espacio en
particular. En nuestro país la segregación se manifiesta en diferentes
aspectos, entre ellos, los que han adquirido mayor relevancia son la
segregación urbana, escolar y universitaria. Hay diversos estudios,
nacionales e internacionales, que nos muestran la segregación en la cual
vivimos actualmente, y nos muestran también las consecuencias que
tienen para la vida en común.
Con respecto a la segregación urbana esta se refiere a la concentración de los más pobres (o los más ricos)
en ciertas comunas. En el siguiente gráfico se muestra el porcentaje de
la población de cada grupo socioeconómico (ABC1, C2, C3, D y E de mayor
a menor nivel socioeconómico, NSE) que vive en cada comuna del Gran
Santiago. De las 34 comunas, hay 4 comunas en donde más del 40% de sus
hogares pertenecen al grupo ABC1: La Reina, Lo Barnechea, Las Condes y
Vitacura. En Las Condes y Vitacura, menos de un 1% de hogares es de
nivel socioeconómico E. Por otra parte, existen 20 comunas en donde más
del 40% de los hogares son de grupos D y E, de las cuales 6 comunas
tienen más de un 60% de sus hogares en grupos D y E: La Pintana, Lo
Espejo, Cerro Navia, San Ramón, Renca y La Granja. En dichas 6 comunas,
menos de un 2% de los hogares es ABC1.
Las consecuencias de la
segregación urbana están constantemente siendo estudiadas. Técnicamente
es complicado distinguir el efecto de la concentración de los más pobres
de los efectos de la pobreza directamente. Sin embargo, diversos
estudios indican que la segregación tendría efectos negativos en la
mayoría de las dimensiones de las oportunidades de los pobres,
especialmente en asistencia y permanencia en la escuela e inactividad
juvenil (Sanhueza y Larrañaga, 2007).

Con
respecto a la segregación en el sistema escolar chileno esta se produce
por tres diferentes fuentes: por ingreso, por preferencias y por
habilidad. Por una parte, el agrupamiento vía diferencias de ingresos se
genera al existir precios en la educación. Precios más altos no están
al alcance de padres con menores niveles de ingreso, por lo tanto quedan
los hijos de padres con mayores ingresos en el sistema privado y los de
menores ingresos en el sector público. En segundo lugar, el sistema de
libertad de elegir genera colegios que a igual precio tienen muy
diferentes proyectos educativos. Entonces, padres con preferencias
similares estarán agrupados en colegios con proyectos educativos
similares. Finalmente, la posibilidad de seleccionar alumnos según
habilidad genera que niños con mayores capacidades cognitivas se
encuentren en los mismos establecimientos. Los datos PISA del
año 2010 muestra que de todos los países de la muestra Chile es el país
que presenta el menor índice que inclusión socioeducativa.

Estudios
nacionales e internacionales han mostrado con diversas metodologías que
las pérdidas en resultado educacional de selección por habilidad son
mayores a las ganancias. El “efecto par” perjudica más que lo que
favorece. Por otra parte, un reciente estudio que evaluó la
incorporación de cuotas de integración social en escuelas privadas
pagadas en India, encuentra que los niños de familias más ricas que
fueron educados en mayor integración resultaban ser más generosos, tener
actitudes más pro-sociales, discriminar menos a sus compañeros más
pobres e interactuar más con ellos fuera de la escuela. También
encontraba una pérdida marginal en desempeño en Ingles, pero no en Indio
ni en matemáticas (Rao, 2013).
Finalmente,
está la segregación en las instituciones de educación superior, que es
básicamente la procedencia de sus estudiantes en las diferentes
universidades ubicadas en Santiago. En la página web http://www.mideuniversidad.cl/
se pueden encontrar mapas de Santiago con la los estudiantes de
diversas universidades georeferenciados. Abajo algunos ejemplos en donde
podemos ver casos de mayor y menor segregación socioeconómica. Esto es
resultado de los procesos de selección basados en la PSU que reflejan la
desigualdad en el desempeño educativo altamente segregado del sistema
escolar. No sabemos cuales son las implicancias de esta última
segregación en la educación universitaria, y es nuestra labor como
investigadores en estos temas avanzar, pero hay razones fuertes para
pensar que probablemente tienen que ver con la tolerancia, el respeto y
la discriminación.

Si
las consecuencias de la segregación en los diversos ámbitos son
negativas, entonces cabe preguntarse ¿cómo se genera una sociedad más
integrada socialmente? Claramente el funcionamiento del libre mercado no producirá integración social.
El mercado no internaliza los efectos negativos de estar concentrados
por grupos. Para combatir la segregación, esta debe ser un objetivo de
política en el diseño de las políticas públicas, cosa que ha estado
ausente hasta ahora. Por ejemplo, en educación se ha establecido solo
recientemente como objetivo el “fin a la segregación”. Una vez que esto
se establece como obejtivo, entonces los cambios de políticas son
directos: fin a toda forma de selección, mecanismos de admisión
centralizados y gratuidad universal. Cituando el fin a la segregación
como objetivo de política es como debemos avanzar en el resto de las
políticas públicas si lo que queremos es una sociedad diferente a la que
hemos llegado en este ámbito.
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