Fuente: http://radio.uchile.cl |
Ernesto Águila hoy comenta sobre el aproblemado proyecto de carrera docente que presentó el MINEDUC. Su reflexión se vale del viaje que una amplia comisión de políticos y expertos hiciera el año pasado a Finlandia para conocer in situ la experiencia de ese país. Luego de recordar ese viaje, señale que parece no haber aprendido nada respecto de cómo tratar y gestionar la profesión docente pues el proyecto apunta en dirección apuesta al modelo finlandés basado en fuertes barreras de acceso a la carrera y la profesión para luego fundar su despliegue en la confianza y la autonomía profesional. Cito a Águila (los énfasis son del texto original):
"La formación inicial es de una alta selectividad; hay control estatal
de la matrícula según demanda efectiva; y pocos y sólidos centros
formadores de profesores. Ello se complementa con un alto nivel salarial
desde el inicio profesional; condiciones óptimas de trabajo en el aula;
y una oferta atractiva de formación continua. No existe certificación para ingresar a la profesión ni evaluación externa a los docentes durante su vida profesional. [...] No
se trata de copiar un modelo externo (aunque en sus grandes parámetros
el modelo finlandés es corroborado por la investigación comparada), pero
marchar en la dirección contraria no parece razonable. En efecto, el
proyecto chileno no coloca el énfasis en la formación inicial; propone
lentas y tibias medidas en materia de selectividad y acreditación; una
oferta salarial poco atractiva cuya mejora no está en el tramo inicial,
sino hacia la mitad y el fin de la carrera; mejora de manera
insuficiente las condiciones de trabajo (mantiene la norma de 45 alumnos
por aula, y no reduce significativamente las horas no lectivas ni
redefine su uso pedagógico y colaborativo). La construcción de
la profesionalidad docente se desplaza al período de ejercicio
profesional a través de un largo y agobiante proceso de
certificación/evaluación. Cabe decir que no existe evidencia que
correlacione evaluaciones externas a las comunidades educativas con la
construcción de una buena profesionalidad docente."
La columna de Ernesto Águila plantea una hipótesis para comprender por qué el MINEDUC ha presentado un proyecto que no sigue la tendencia que se asocia al modelo finlandés: el gobierno ha preferido parchar el sistema actual antes que cambiarlo. Dicho de otra forma, el proyecto ha pecado de algún exceso de realismo, en el sentido que propone una carrera docente consciente de las debilidades y problemas que hoy tiene la formación inicial y ejercicio profesional. O sea, como se aprecia una alta variabilidad en la calidad de la formación inicial, el proyecto abunda en evaluaciones previas al ejercicio profesional; como hoy se carece de un mecanismo de inducción eficaz al cargo, se propone un sistema de mentores que tampoco es suficiente para asegurar la idoneidad inicial docente y se establece una evaluación y certificación; como se duda de la suficiencia profesional y de los sistemas actuales de perfeccionamiento docente, los profesores deberían someterse a evaluaciones periódicas si quieren mejorar su posición y renta. Pues bien, este cúmulo de evaluaciones han sido interpretadas como una muestra de desconfianza y promoción del individualismo entre los docentes.
¿Qué dice la OECD sobre las políticas docentes? Un paper reciente (2014) preparado para Chile sistematiza evidencia internacional sobre esta materia y hace un conjunto de recomendaciones:
- Asegurar que los mejores candidatos ingresen y permanezcan en la carrera. Para ello sugiere mirar las experiencias de Singapur, Finlandia e Inglaterra.
- Apoyar a los profesores en su desarrollo, mejora y crecimiento profesional. Los países con experiencias interesantes son Japón, China (Shangai), Canadá, Australia, Nueva Zelanda y Singapur.
- Mejorar las condiciones para la enseñanza en todas las escuelas. Polonia, Estonia, Corea, Australia y Singapur son los casos recomendados por la OECD.
La reflexión de cierre del paper de la OECD es simple y directa: una profesión docente fuerte requiere una perspectiva clara, coherente y atractiva de la misma. Esto implica asumir que un sistema educacional debe tener el foco no en la cantidad de profesores, sino en su calidad. Asimismo, requiere elevar las exigencias e implementar sistemas de aseguramiento de la calidad. Los profesores, dice la OECD, necesitan sentirse desafiados, pero a la vez precisan de metas visibles y comprender el sentido de las mismas y de cómo alcanzarlas: qué mejorar, cómo hacerlo y por que hacerlo son preguntas fundamentales para contar con buenos docentes. Finalmente, una mejor profesión docente exige mejores salarios y condiciones de trabajo, lo que significa revisar la carga de trabajo y los apoyos que se provee al profesor, utilizando criterios de equidad en la distribución de los recursos y ayudas en todas las escuelas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tus comentarios