miércoles, 20 de agosto de 2014

La paradoja de la educación en Chile

Con ese título, en "El País" se publica una columna de Ariel Fiszbein y Emiliana Vega, del Programa de Educación del Inter-American Dialogue y del BID, respectivamente. Ambas entidades han puesto desde los '90 mucha atención a lo realizado en Chile. El Inter-American Dialogue financió el Programa de Promoción de las Reformas en América Latina (PREAL), cuya base de operaciones está en Chile. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha desarrollado una amplia agenda de colaboración y no son pocos los chilenos que se han desempeñado allí, también desde mediados de la década de 1990.

La columna es consistente con los énfasis que ambas entidades han promovido. Se afirma que -en el marco de debate de transformaciones del sistema escolar chileno- es conveniente tener a la vista las lecciones de la experiencia internacional sobre políticas que mejoran la calidad y equidad de la educación. En este sentido, estas lecciones serían:
  1. "Mantener metas ambiciosas de aprendizaje como norte para todos y todas, y utilizarlas para definir el currículo y los materiales de enseñanza, así como también los sistemas de evaluación — no sólo para usarlos en la rendición de cuentas, sino, especialmente, para apoyar a todos los actores del sistema a buscar formas de mejoramiento continuo que logren mejores resultados de aprendizaje estudiantil".
  2. "Asegurar que todos los niños entren al sistema escolar listos para aprender. Esto requiere expandir y fortalecer los servicios de desarrollo infantil temprano, desde las salas cunas, programas de nutrición y estimulación temprana, hasta los preescolares de alta calidad para todos los niños y niñas". 
  3. "Apoyar a los maestros y profesores que tenemos, y atraer a los más talentosos al sistema educativo, es el gran desafío para Chile, así como para el resto de la región. Esto requerirá de condiciones laborales atractivas, pero sobre todo de oportunidades de crecimiento profesional que conlleven la satisfacción de tener impacto en lo más importante: las vidas de los niños y jóvenes".
  4. "No hay sistema educativo excelente que no cuente con las inversiones necesarias para garantizar ambientes educativos atractivos para que los mejores profesionales entren y permanezcan en la docencia y los niños y jóvenes quieran ir diariamente al plantel educativo".
  5. "Para que se materialice el potencial de la educación como herramienta de desarrollo individual y colectivo, es necesario un mayor acercamiento del sistema educativo al mundo productivo, y así garantizar que lo que se aprende en el sistema escolar es valorado por el mundo del trabajo".
Es bastante obvio que ambos expertos eluden la discusión nacional. La cuestión regulatoria-estructural y la narrativa del sistema escolar no son aspectos que destaquen o aborden, lo que es comprensible viniendo de representantes de organismos de cooperación (como el BID) o con interés en determinados modelos de reforma (como PREAL). La preocupación que ellos señalan es por las herramientas y las decisiones que la experiencia comparada recomendaría para avanzar en calidad y equidad. Por supuesto, mirado desde este prisma, todo lo que ahora se discute en Chile genera perplejidad: si Chile progresa sostenidamente en Educación, ¿por qué el malestar con el sistema y su lógica de funcionamiento? 

Es sencillo también reconocer la afinidad de la interrogante previa y de las ideas de los columnistas con la argumentación local de quienes dicen estar más preocupados por la calidad: a) Metas y estándares exigentes de aprendizaje y apoyos alineados con dichos estándares; b) Fortalecimiento de la Educación Inicial; c) Formación, incentivos y apoyo a los Docentes; d) Ambientes escolares bien equipados; y e) Vinculación fuerte entre mundo de la producción y sistema escolar. Es también difícil oponerse a este listado. Pero el problema es que el debate en Chile no es sobre instrumentos o estrategias; es sobre los cimientos y sustrato de las estrategias y los instrumentos o, dicho de otra forma, sobre los significados y regulaciones estructurantes del sistema educacional, luego de al menos 20 años donde hubo un consenso tácito cuya solidez se desvanece.



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