martes, 4 de marzo de 2014

No es problema de gestión, es problema de malestar y de confianza

Fuente: http://www.semanario.com.mx/
¿Cuáles son las razones del declive de la matrícula en la educación municipal? Para las autoridades salientes, la razón fundamental es la preferencia de las familias por una educación de mayor calidad, donde la certidumbre sobre la continuidad del servicio sería clave. Esta certidumbre no la encuentran en la educación municipal, afectada en los últimos años por movilizaciones, paros y suspensiones de clases.

El debate se instala anualmente cada vez que se conocen las cifras de matrícula: esta vez un estudio de CIAE informa que en la última década, las escuelas y liceos municipales pasaron de tener 1,6 millones de estudiantes a tener 566.737 alumnos menos (1.120.000 o un 39% del total): ¿dónde están estos alumnos? Migraron a escuelas y liceos privados subvencionados.

La editorial de La Tercera señala que finalmente el problema es de gestión, pues hay municipios que han logado aumentar o mantener su matrícula (refiriéndose a Providencia y Ñuñoa, como ejemplos), utilizando todos los recursos de la subvención estatal en los establecimientos e introduciendo prácticas de gestión de uso cotidiano en el sector privado, tales como el establecimiento de metas e incentivos. La solución postulada por el nuevo gobierno, remata la editorial, de limitar la competencia o de subsidios adicionales a determinada oferta independiente de la demanda, no es el camino. Hay que gestionar mejor.

No caben muchos comentarios a la opinión editorial. Para decirlo en lenguaje de moda, no hay suficientes datos o evidencias que la sustenten. La diferencia entre municipios que retienen o atraen matrícula y los que no lo consiguen no puede ser el estilo o regimen de gestión que se suele llamar "management escolar",  pues la política educacional viene promoviendo e implementando este modelo desde una década y con mayor fuerza desde 2009, con la ley SEP. Cada escuela compromete metas de desempeño y recibe incentivos contra resultados. La Asignación de Desempeño Directivo, también desarrollada desde 2007-2008 por el MINEDUC, se basa en compromisos de gestión cuyo cumplimiento se traduce luego en un bono en dinero para el equipo directivo. Hay además numerosos municipios que han definido sistemas de incentivos por asistencia, aumento de matrícula, mejora de resultados en pruebas SIMCE, etc. Los propios municipios recibían dineros contra resultados con cargo al Fondo de Fortalecimiento de la Gestión Municipal. En síntesis, la fórmula de "metas+presión+incentivos" viene siendo aplicada y no ha significado una mejora global de la calidad.

Supóngase que es efectivo que las familias vienen prefiriendo los establecimientos privados subvencionados porque éstos funcionan regularmente y porque los municipales no garantizan las condiciones de seguridad y con recursos suficientes para la adecuada provisión del servicio dado que sus docentes y directivos parecen más interesados o impulsados a movilizarse y reclamar mejoras a su situación. Emergen de acá varias preguntas:
  1. ¿Por qué se movilizan los actores del sector municipal?, ¿cuáles son las causas de su malestar o disconformidad con la situación actual que les toca vivir?, ¿en qué consiste ese "malestar municipal"?
  2. ¿Por qué no se movilizan los actores del sector privado subvencionado?, ¿cuáles son las causas de su conformidad con la situación actual?
  3. ¿Por qué las familias no confían en la administración municipal de la educación y sí en la oferta privada subvencionada por el Estado?, ¿cuál es la raíz de esa desconfianza?, ¿qué tendría que pasar para que se recomponga la confianza?, ¿qué consecuencias tendría la renovación de la confianza?
Hay varias vertientes para explorar respuestas e implicancias. Sugiero algunas:
  • Los actores del sector municipal están decepcionados y molestos y tienen razones para movilizarse y protestar. Si estas razones se escuchan y se llega a un acuerdo, los establecimientos municipales restaurarán las condiciones de operación necesarias para proveer un servicio educativo como el esperado por las familias.
  • Existe un problema de confianza entre el Estado, el sector municipal y sus actores. Si esta confianza se recompone, las familias tendrán razones para preferir escueas y liceos municipales. Incluso en la lógica más pragmática, las familias preferirán un servicio gratuito a otro que les signifique costos adicionales.
  • Los establecimientos privados subvencionados no se ven afectados por la situación actual o -más simplemente- no operan en las mismas condiciones que el sector municipal. La situación actual no les incomoda al punto de movilizarse e interrumpir sus actividades. Sin embargo, si la situación de los establecimientos municipales mejorara, habría un deterioro de la educación privada subvencionada.
  • La recomposición del pacto educativo entre Estado y los actores municipales no beneficia a la educación privada subvencionada; sin embargo, dada la proporción de matrícula escolar comprometida, en lo inmediato no es viable un pacto educativo donde los actores privados se vean afectados. Se requiere un acuerdo que mejore la situación de la educación municipal sin alterar sustantivamente la situación del sector privado subvencionado.


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