domingo, 15 de septiembre de 2013

¿Dónde se discute la educación en Chile?

Fuente: http://www.bea.com.mx
Crecientemente, las "Cartas al Director" parecen tomar relieve como foro de políticas. Sería una buenas noticia si esta seccion fuera un espacio democrático donde todos tuvieran igual acceso a publicar, pero a juzgar por quienes escriben e intervienen en los intercambios de opinión, propende a ser solo un aggiornamiento de las tribunas y tradicionales formas de debatir entre grupos cuya composición se conoce de antemano o que, para no ser tan categórico, varía sutilmente integrando a nuevos panelistas que convergen en las mismas opiniones o provienen de las mismas redes. 

Señalo lo anterior por la llamativa energía de la sección de "Cartas" (que por lo dicho en el primer párrafo a ratos lamentablemente parece la sección de "Castas") en lo que respecta al debate sobre decisiones o proyectos en educación. Al debate sobre el proyecto de reforma a la formación inicial y acceso de nuevos docentes al sistema educacional (donde ahora tercian José Weinstein y Gonzalo Muñoz, ambos de la UDP), ahora se agrega un nuevo asunto: la medida de dos municipios (Ñuñoa y Providencia) para regular los procesos de admisión a sus establecimientos educacionales.

La medida en comento es simple: en los procesos de matrícula 2014, se dará preferencia a los estudiantes residentes de la misma comuna, lo cual afectará las oportunidades de acceso de aquellos provenientes de otras comunas de la Región Metropolitana que buscan ingresar a los establecimientos públicos de alto desempeño de esas comunas. De este modo, se buscaría recomponer la matrícula de los liceos municipales, aumentando el porcentaje de población residente, haciendo que los vecinos de esos municipios prefieran o retornen a sus liceos. Pero a la vez se limitan las opciones de jóvenes de otras comunas, usualmente más vulnerables y donde no hay liceos de calidad, puesto que se verían obligados a asistir a otros establecimientos, quizá de otras comunas, o de su comuna de origen, resignando su aspiración a una mejor educación que suponen estaría en Providencia o Ñuñoa. 

La crítica de quienes envían su carta al diario es la siguiente:


Existe consenso en la importancia de tener una sociedad cohesionada. La escuela es un espacio donde no solo se forman los estudiantes, sino también se construye sociedad. Para nadie es desconocida la profunda segregación que existe en nuestro sistema escolar y lo urgente que es implementar medidas que promuevan una mayor integración, que ya existen en la ley. Tales medidas son fiscalizar la incorporación de un 15% de alumnos vulnerables en todos los establecimientos subvencionados y asegurar el cumplimiento de la “no selección” académica y socioeconómica hasta 6º básico.

Es por ello que rechazamos la medida anunciada por los alcaldes de Providencia y Ñuñoa, que busca privilegiar a los niños que realizaron la educación básica en escuelas de la comuna en el acceso a los liceos de dichas comunas. Se podría pensar que privilegiando a los alumnos de educación básica de los establecimientos públicos de esas comunas, los liceos públicos prestigiosos mantendrán el nivel de diversidad de la educación básica. Sin embargo, muchos alumnos de enseñanza media en estas dos comunas provienen de municipios más pobres donde hay escasez de liceos de buena calidad; restringirles el acceso atentaría entonces contra la equidad y la integración social. Si se quiere diversificar la composición del estudiantado en esos liceos es necesario implementar otras medidas como, por ejemplo, eliminar la selección y asignar los cupos a través de un sorteo aleatorio.

En nuestro país la segregación residencial es enorme y la cercanía de la escuela juega un rol importante mientras más pequeños son los niños. Es por esta razón que la segregación en la educación básica es considerablemente mayor que la que se observa en la enseñanza media. Si las comunas privilegian a los niños que asisten a sus escuelas de básica en el acceso a sus liceos, entonces estarán replicando la segregación residencial, cuya consecuencia directa será un aumento en la segregación de la enseñanza media. Esta medida es aún más grave cuando se trata de dos comunas de altos ingresos con buenos resultados académicos. Si de verdad nos importa avanzar hacia un sistema escolar socialmente más cohesionado, debemos promover la movilidad de estudiantes entre comunas y no restringirlo.


Como se aprecia, su argumentación es que la medida anunciada por los municipios acentuará la segregación escolar dado que la decisión familiar será matricular a los hijos en la escuela o liceo del barrio. Como se trata de barrios de clase media o media-alta, se replicaría la segregación residencial ya existente, alentando a que otros municipios hagan lo mismo. Así, comunas de altos ingresos recibirán preferentemente a los hijos de sus vecinos y reproducirán la segregación urbana, reforzando los ghetos socio-económicos. Desde luego, las comunas de menores ingresos verían retornar a los jóvenes talentosos a sus liceos, lo que podrían significar un alza en su desempeño en pruebas nacionales, pero a la vez podría significar que esos jóvenes talentosos verían estrechadas sus opciones por una decisión administrativa de los alcaldes de otras comunas.

El dilema es complejo: ¿tiene una autoridad administrativa el derecho de decidir a quiénes admite en sus liceos públicos?, ¿puede esta autoridad negar el acceso a sus establecimientos a estudiantes de otras comunas? Queda claro que acá se juega uno de los supuestos básicos del sistema actual: la libre elección del establecimiento por parte de las familias versus la libre elección de las familias por parte del establecimiento. La decisión de Ñuñoa y Providencia es una reformulación del ya asentado (y muy criticado) concepto de que la libertad de elección es algo que define el establecimiento. Más claro aún:  el riesgo es que se trate o convierta en una nueva forma de segregación, ahora por razones administrativas.

Estas comunas pueden estar bien inspiradas pero equivocan el camino. El error es que hay un supuesto que no se cumple: las oportunidades educativas de calidad están en todas las comunas. Esto es lamentablemente falso o, para decirlo positivamente, es una aspiración y un desafío de política. Por eso, para atenuar y reducir la segregación educativa por razones residenciales es inicialmente más adecuado eliminar toda forma de selección por razones de precio o desempeño académico (digo inicialmente puesto que esa politica no altera de forma importante el diseño estructural del sistema educacional chileno). Una medida de privilegio en el acceso educativo por residencia sería una buena idea si la región metropolitana (y el país) tuviese una composición socioeconómica mixta, diversa e integrada. Mientras ello no ocurra, segregar las oportunidades educativas por comunas es casi como alzar los puentes levadizos de las ciudades medievales para evitar que entren los bárbaros. Y eso ya tiene suficientes versiones hoy.



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