lunes, 30 de mayo de 2011

Cambios en la educación superior

No cabe duda que las medidas anunciadas por el Presidente el 21 de mayo pasado no han sido bien recibidas. Fueron consideradas tímidas, elusivas y aisladas; lejos de las expectativas y de las demandas. El debate previo entre representantes de las universidades resultaba un claro llamado a abordar el problema con mayor profundidad. El MINEDUC, en cambio, apenas esbozó un par de medidas, sobre las que pronto redefinió como puntos de partida para una reforma basada en el diálogo con las partes interesadas.

En paralelo, las universidades llamadas "tradicionales" que usan la Prueba de Selección Múltiple (PSU) como sistema de selección y admisión, habían invitado a las universidades llamadas "privadas" a sumarse a este mecanismo, cuestión que de paso busca legitimar un procedimiento cuestionado tanto técnica como políticamente. La PSU es apenas un instrumento de selección de ordena a los alumnos egresados de la enseñanza media, sobresimplificando la comprensión de los criterios de admisión a la educación superior y sobre todo del problema de las oportunidades y acceso equitativo a las universidades. La PSU es un filtro falsamente meritocrático que castiga a muchos jóvenes simplemente porque no tuvieron oportunidades de una buena enseñanza básica y media y, más aun en estos tiempos en que la enseñanza escolar no alcanza, porque no pueden pagar un curso preparatorio para la PSU. Por cierto, la medida de reforma al AFI -aporte basado en el puntaje PSU-que se anunció el 21 de mayo, no se hace cargo de estos problemas que acompañan a la actual PSU como sistema de admisión.

El crecimiento de la matrícula de educación superior hace rato que viene cuestionando la idea del mérito como base del acceso a la universidad y la educación superior. Si hace 30 años, el sistema se re-ordenó en 3 tipos de instituciones -presuntamente para también clasificar a los estudiantes y futuros trabajadores-, reservando la universidad para los más capaces o talentosos, hoy la masividad de ese segmento de enseñanza no hace sino confirmar que el acceso a la educación superior dejó de ser una aspiración de pocos.

La cuestión, entonces, no es quién tiene el puntaje PSU y quién accede a la educación superior. Desde el punto de vista de la política pública, el punto es cómo dicha expectativa y derecho a intentarlo no se ve condicionado por el infortunio de una mala educación media, o por factores socioeconómicos o de adscripción social. Por eso es que, como bien sostiene Carlos Peña, rector de la UDP, "nada debe llevar a tratar distinto a los estudiantes que ingresan a estas instituciones. Ellos deben tener el mismo acceso a subsidios y apoyos para incorporarse a las entidades. Hoy existe un sistema donde el crédito para un alumno que ingresa a una entidad del Consejo de Rectores es más barato que para el que ingresa a una privada creada después de 1981. A todos los estudiantes hay que tratarlos igual, a las universidades hay que tratarlas distinto".

Transcribo la entrevista de Peña, en El Mercurio de este domingo 29, realizada por Pamela Elgueda T.:

Un trato preferente para las universidades del Estado. Una petición que es esperable cuando viene de los estudiantes o autoridades de esas casas de estudios, pero que parece paradójica cuando quien la formula es Carlos Peña, el rector de la Universidad Diego Portales, una privada.

Este abogado, que presidió la Comisión Asesora Presidencial de Educación Superior (en 2008), parte así explicando por qué le parece que los anuncios presidenciales del 21 de Mayo no están "a la altura" de lo que estudiantes y rectores de los planteles estatales esperaban.

Y porque, si bien recuerda que el Presidente Sebastián Piñera habló de "un nuevo trato" a las entidades del Estado, agrega que "aún está pendiente si éste será preferente, "a la altura del que aspiran" esas instituciones.

-¿Y por qué hay que darle un mejor trato a las estatales que a las privadas?

"El reclamo que hace la Universidad de Chile, en favor de un trato preferente del Estado hacia sus universidades, está lleno de sentido y tiene plena justificación. Si bien es razonable un sistema mixto de educación superior, donde se mezclan entidades privadas y estatales, no lo sería contar con un sistema de educación superior invadido por instituciones privadas, que natural y legítimamente responden, muchas veces, a intereses particulares, pero no a los generales de la sociedad".

-Contra las universidades del Estado hay muchas críticas.

"No digo que las universidades estatales sean una suma de puras virtudes. Tienen defectos, pero eso no debe hacernos olvidar que el deber de todos es lograr que los superen, para que tengamos un sistema mixto, conducido por un grupo de buenas entidades del Estado, dentro de las cuales hay dos muy importantes: la Universidad de Santiago y la de Chile. En ésta, por ejemplo, casi el 70% de los estudiantes proviene del sector municipalizado o particular subvencionado. Pensar que una universidad como ésa no merece un apoyo particular me parece un error político e histórico gigantesco".

-Pero ¿no es natural que las privadas exijan un trato igualitario?

"Me parece que el gran defecto que tiene hoy el debate universitario en Chile es que nos dejamos llevar por las palabras, y todos parecen pensar que basta con que las 60 instituciones que se llaman universidades, por el hecho de llevar técnicamente el mismo nombre, son iguales. Y no es así: hay diferencias abismantes dentro de este grupo".

El rector de la UDP delinea esas distinciones: "Hay un puñado de estatales y privadas que podemos llamar de investigación, donde están la U. de Chile, la Católica y de Concepción. Una pública y dos privadas de calidad indudable".

Otras son aquellas "selectivas en la investigación y la admisión y que tienen una docencia de calidad". Menciona como parte de este grupo a la Universidad Austral, la de Valparaíso, UDP, Andrés Bello, Adolfo Ibáñez, Alberto Hurtado y Los Andes.

Y esto se completa con un "gigantesco grupo de entidades que no son selectivas, pero cumplen un papel extremadamente importante, porque han permitido que el sistema se masifique".

Muy diversas al fin, dice, y por eso "requieren de un trato diferenciado", según los objetivos distintos que persiguen.

-¿Hacer distinciones en los beneficios que se dan a sus alumnos?

"Nada debe llevar a tratar distinto a los estudiantes que ingresan a estas instituciones. Ellos deben tener el mismo acceso a subsidios y apoyos para incorporarse a las entidades. Hoy existe un sistema donde el crédito para un alumno que ingresa a una entidad del Consejo de Rectores es más barato que para el que ingresa a una privada creada después de 1981. A todos los estudiantes hay que tratarlos igual, a las universidades hay que tratarlas distinto".

-El tema del lucro también ha estado en el debate este mes. ¿Qué tiene de malo que haya entidades con fines de lucro en la educación superior?

"Para clarificar el debate se hace necesario distinguir entre "el lucro" a secas, por una parte, y las "universidades con fines de lucro", por la otra. Todas las instituciones lucran, en el sentido que todas procuran obtener ganancias. Lo que distingue a las que tienen fines de lucro de aquellas que no lo tienen es el destino de esas ganancias, según si ellas sean apropiadas por los propietarios o controladores (instituciones con fines de lucro) o reinvertidas en la tarea educativa (instituciones sin fines de lucro).

"En los sistemas comparados son mayoritarios los que no aceptan la existencia de universidades con fines de lucro, como Europa continental; pero hay prestigiosos sistemas que las aceptan: Estados Unidos, Brasil, Nueva Zelandia, Japón.

"Chile optó históricamente por un sistema sin fines de lucro y de ahí que estableció formas de donaciones especiales, exenciones tributarias, etcétera, para esas instituciones".

Luego, explica Peña, las entidades chilenas deben reinvertir sus ganancias en su tarea educativa. Sin embargo, "sabemos que, mediante mecanismos de diversa índole, esa regla se transgrede. Lo que cabe discutir es si se hará cumplir esa regla o si, en cambio, habrá que cambiarla. Lo que no puede ocurrir es que exista la norma y se la transgreda a vista y paciencia de todos.

-Si se acepta el lucro, ¿habría que darle un trato distinto a las que lo declaren?

"No cabe ninguna duda. Una institución con fines de lucro no podría recibir recursos públicos de ninguna índole de manera directa.

-¿Y que no puedan recibir estudiantes con Aporte Fiscal Indirecto?

"Si un estudiante decide ingresar a una de ellas haciendo uso de un subsidio estatal ¿por qué habríamos de impedírselo?

"Podríamos imaginar una conferencia anual de instituciones de educación superior que permita que todas, cualquiera sea su índole o fecha de formación, puedan hacer valer sus puntos de vista y contribuir a la deliberación de las mejores políticas de educación superior".


"Eché de menos en los anuncios la creación de una superintendencia o un defensor, donde los estudiantes que se sientan timados por las instituciones puedan ir a reclamar".


Cambios en la acreditación

El rector Carlos Peña cree que los cambios urgentes que debería tener el sistema de acreditación de educación superior son dos. Uno es "resolver los conflictos de interés que se presentan en las agencias de acreditación".

El otro es un sistema que considere la diversidad que tiene este sistema educativo: "Quizás debamos transitar hacia un sistema que distinga la índole o naturaleza de las universidades, y que certifique a algunas como entes de investigación, a otras como selectivas, a otras como puramente docentes, y de esa manera transmitimos una información más fidedigna a los estudiantes y al público".

Las propuestas de 2008

Tres proposiciones de la Comisión Asesora Presidencial de 2008 que le habría gustado escuchar entre los anuncios del 21 de mayo:

"Hay que remover los obstáculos socioeconómicos que impiden que los sectores sociales históricamente excluidos se sigan incorporando a la educación superior. Y eso supone sacar de los hombros de las familias el financiamiento de la educación superior, transfiriendo mayores recursos públicos a esa enseñanza y corrigiendo ese privatismo excesivo que tiene nuestro sistema. Un desafío que ningún gobierno ha sido capaz de enfrentar y esta puede ser la oportunidad".

"Otra más barata y sencilla: acabar de una vez con la inevitable opacidad (sobre los fines de lucro de las entidades privadas) y que hace a la gente desconfiar del sistema y lo desprestigia. No porque haya problemas morales con el lucro, sino simplemente por homenajear la ley".

"Una posición más clara en el trato preferente a las universidades estatales; creo que un proyecto claro de fortalecimiento de las universidades estatales es urgente en Chile".

1 comentario:

  1. Me surgieron una serie de dudas que me gustaría pudiese ayudar a resolver a partir de su punto de vista, estas son las siguientes.

    Considerando lo escrito en un principio acerca de la PSU, qué opinión tiene sobre el sistema de propedéutico que están implementando la USACH y la Universidad Católica Silva Henriquez (UCSH).
    ¿Cree en los sistemas complementarios de ingreso a la educación superior?
    ¿La PSU se puede "mejorar" como prueba de ingresos o selección?
    ¿Es necesario cambiar este sistema de selección?

    Gracias por su tiempo.

    Saludos cordiales.

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