sábado, 19 de octubre de 2013

Liceos Bicentenario: ¿selección o buena pedagogía?

Fuente: http://www.chileavanzacontodos.cl
Los liceos llamados "emblemáticos", en nombre de la educación pública, el talento y de la meritocracia, seleccionan sin pudor a sus estudiantes. Los "Liceos Bicentenario" también seleccionan aplicando una prueba de habilidades y conocimientos. Ambos requieren esta clave de efectividad: la selección de estudiantes. Cabe decir además que en los Liceos Bicentenario también son seleccionados los docentes y directivos que, adicionalmente, suelen recibir incentivos o asignaciones por desempeño.

La posibilidad que el próximo Gobierno no renueve ni impulse esta política (los Liceos Bicentenario fueron anunciados por el Ministro Lavín a inicios del gobierno actual) ha motivado una cierta discusión que se puede reflejar en cartas publicadas en prensa escrita estas semanas. Hace algunos días, Gonzalo Muñoz, académico de la Universidad Diego Portales, ha señalado con claridad que la clave del éxito de los Liceos Bicentenario es la selección de estudiantes. De allí que su mérito y alcance en tanto política sea relativo. 

La respuesta a Muñoz vino de Alan Wilkins, quien coordinara esta iniciativa hasta el año pasado y que hoy se desempeña como Secretario Ministerial en la Región Metropolitana. Wilkins defendió la existencia de estos Liceos, señalando que su efectividad (medida ciertamente en resultados SIMCE y PSU) no estaba en la selección de estudiantes, sino en la convicción y trabajo mancomunado de familias, docentes y directivo, es decir, en buena pedagogía y en un proyecto que articulaba la gestión en torno a un mismo fin. Agregó que arriesgar estos resultados no hace sino perjudicar a jóvenes esforzados provenientes de sectores vulnerables que no tendrían otras oportunidades de igual calidad si asistieran a un liceo regular.

La respuesta de Muñoz se publicó hoy sábado y es la siguiente:

Señor Director:

Alan Wilkins, en carta publicada en “El Mercurio” el jueves pasado, rechaza mi opinión favorable a la necesidad de repensar el sentido de los liceos bicentenario. Creo que el señor Wilkins logra infructuosamente eludir la principal discusión tras esta política: la selección como mecanismo de “salvataje” de un grupo reducido de estudiantes y la falta de una visión sistémica para entregar oportunidades equivalentes a todos los niños y jóvenes.

Comparto con Wilkins que los liceos bicentenario y sus integrantes hacen un esfuerzo encomiable por entregar una educación de calidad. Pero si son los esfuerzos y procesos escolares los que explican los buenos resultados de estos establecimientos, ¿por qué entonces se elige a los estudiantes de acuerdo a una prueba de habilidades y conocimientos, como menciona la web oficial del proyecto? Si son los métodos y prácticas que ahí se aplican los que hacen la diferencia, ¿por qué entonces el Mineduc no implementó esta política para todos los liceos de Chile?

Si seguimos el argumento del señor Wilkins, no habría problema alguno en ejecutar desde el próximo año un proceso de selección aleatorio para llenar los cupos de todos los liceos bicentenario, tal como ocurre en muchas partes del mundo para garantizar que todos y todas tengan el derecho de acceder a una educación de calidad.

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