viernes, 1 de julio de 2011

Educación pública: ¿discusión técnica o política?

100 mil, 80 mil, 200 mil, no parece relevante a estas alturas discutir cuántas personas participaron en la marcha de ayer 30 de junio. En la víspera, además, el Consejo de Rectores había rechazado la propuesta del MINEDUC, quitando una plataforma de apoyo que durante los días previos el MINEDUC creyó haber conseguido. También en la víspera, el MINEDUC anunció la anticipación de las vacaciones escolares de invierno para los establecimientos en toma, siempre con mucha prensa (como parece gustar a sus autoridades), pero "con letra chica" pues -como señala la resolución regional respectiva- cada sostenedor decide con plena autonomía si modifica su calendario escolar. El MINEDUC no tiene facultades para obligar a algunos establecimientos a tomar vacaciones; sólo puede generar las condiciones para que aquellos que quieran hacerlo, cuenten con el respaldo administrativo del MINEDUC.

Todo lo anterior no hizo sino revelar que el escenario es más complejo de lo previsto. Y el efecto ha sido claro: el gobierno ha terminado por reconocer que debe modificar su estrategia y ahora anuncia una nueva propuesta de cambios en la educación superior y la educación secundaria, varios de los cuales requieren discusión legislativa. De paso, las críticas respecto de la desmesura de las demandas estudiantiles y de su ideologización, repetidas por casi todos los funciones de gobierno, se atenuaron.

Vale la pena detenerse en este argumento: las demandas de los universitarios fueron ampliadas. A los planteos sobre el término del lucro encubierto y la creación de una superintendencia, la revisión de las mecanismos de financiamiento estudiantes, la implementación del financiamineto basal, se añadieron otros relacionados con reformas constitucionales y cambios estructurales. Como esto excede el campo estrictamente educacional, se ha acusado una "ideologización" de las demandas. Por cierto, esta sola afirmación gubernamental "ideologiza" o politiza el conflicto pues no hace sino confirmar cierta alergia que tiene el gobierno a discutir cambios mayores en el modo de regulación y la arquitectura sobre la cual se asienta el modelo de desarrollo chileno. Pero el punto es que, tal como ya lo afirmaron los "pingüinos" en 2006 y antes la OECD (2004), el sistema educativo chileno está conscientemente estructurado por clases. Más aun, prácticamente hay consenso técnico que el peso del origen social es determinante en la configuración de la estructura de oportunidades educativas: el acceso, la trayectoria y resultados educativos están condicionados por factores construidos socialmente y que, por lo mismo, dependen del modo en que la sociedad se ordena. Visto así, tiene sentido lo que exponen los estudiantes: cambiar rotundamente la educación exige modificaciones en la sociedad y sus arreglos institucionales. O como dice la sabiduría popular: a grandes males, grandes remedios.

Convenir con la lógica de lo defendido por los estudiantes no implica aceptar que lo planteado por ellos es efectivamente la solución a los problemas de la educación superior. Pero, siguiendo con la lógica, incluso se puede decir que los dirigentes, junto con plantear un diagnóstico, exponen demandas y soluciones. Es decir, levantan problemas y también propuestas. ¿Desmesuradas?... puede ser, pero ciertamente no por ello se debe clausurar el debate.

Del lado de los rectores de las universidades "tradicionales", el rechazo a la propuesta ministerial, hizo más difícil el escenario. Ellos han reclamado la creación de una superintendencia, la fiscalización del lucro encubierto en las universidades privadas creadas luego de 1981, un financiamiento basal para las universidades estatales, más ayudas y becas para los estudiantes y la regulación del lobby. El MINEDUC abrió hace semanas un diálogo sobre esto, sin denunciar la "ideologización" de la agenda, pese a que al menos lo que dice relación con el lobby es un asunto político que a todas luces supera los bordes del sistema educacional. Tan obvio es esto que fue un ministro político quien intervino (Larroulet)... ¿es o no ideologización?


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