Comienza el nuevo gobierno y la editorial de El Mercurio plantea su balance de la administración Piñera en Educación. La afirmación inicial es que el gobierno saliente logró avanzar en acceso, financiamiento y calidad en los tres niveles del sistema escolar (la ecuación del 3x3), pero de forma bastante heterogénea.
Partiendo por Educación Superior, el medio destaca la rebaja de la tasa de interés en créditos a estudiantes, la ampliación del mismo y su pago posterior contingente a los ingresos futuros con tope del 10%. A la vez, señala que no se logró aprobar un nuevo marco regulatorio para el sector ni mejores dispositivos para asegurar la calidad. Se diría entonces que hubo avances en acceso y financiamiento, mas no en calidad.
En Educación Básica y Media, menciona el aumento de la subvención regular y la extensión de la subvención preferencial al nivel secundario; la implementación inicial de la ley de aseguramiento de la calidad y de la Agencia respectiva, con la reciente promulgación del decreto que establece las categorías en las que los establecimientos serán clasificados luego de la visita evaluativa de la Agencia. También releva la reforma de los contenidos curriculares, la revisión de textos escolares, la revisión de la formación técnica y la distribución de equipamiento a liceos de esta modalidad. Digamos que habría avances en financiamiento y algunos pasos adelante en calidad.
En Educación Inicial (mal llamada pre-escolar) se anota el aumento de la cobertura y recursos. Otra vez acceso y financiamiento.
Un párrafo aparte es el dedicado a la situación docente, donde el diario destaca la creación de un programa de formación de directores, la flexibilización del Estatuto Docente (aludiendo seguramente a la normativa que posibilita el despido del 5% de los docentes de menor desempeño en establecimientos municipales) y de la Beca "Vocación de Profesor". Reprocha la no aprobación de proyectos viables de ley que reformaran la educación pública y la carrera docente. En síntesis, cierto avance magro en calidad.
La situación de partida de la gestión sectorial de Bachelet la señala Brunner en una columna en el mismo medio el 10 de marzo. En su opinión, Bachelet se encuentra con un panorama mixto: buenos indicadores en términos comparados y una tendencia de positiva progresión de los mismos, acompañados de numerosos problemas de distinta complejidad y magnitud.
Por de pronto, la desigualdad social persistente que la escuela no logra mitigar y que más bien tiende a reproducir, debido en parte a la baja calidad de la formación docente que luego se traduce en un déficit formativo de base en los estudiantes del nivel básico que, redundantemente, está entre las causas de la baja calidad de la educación media. Añade otro elemento: el descrédito y/o la falta de legitimidad de los proveedores, sobre todo en educación superior y en el sector municipal escolar. Otro factor crucial es lo que denomina el subfinanciamiento crónico fiscal de la educación.
Este rápido balance se acompaña de una lectura crítica de otros dos elementos:
- El gobierno saliente, caracterizado en Educación por la dispersión programática, la mala gestión y la falta de habilidades políticas y comunicacionales.
- El gobierno entrante, signado por las altas expectativas por una también oferta ambiciosa de reformas, carente hasta ahora de prioridades, metas e instrumentos, sobre todo en las banderas fundamentales: gratuidad en educación superior, desmunicipalización, término del lucro con fondos públicos y calidad garantizada.
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