Fuente: http://www.educacion2020.cl/ |
Educación 2020, a través de su director, ha publicado su opinión sobre el proyecto ministerial de carrera inicial docente. Transcribo la columna de Mario Waissbluth al respecto:
Urgencia 2020: carrera docente
En estos días se discute en el Congreso un proyecto de ley crucial: el sistema de promoción y desarrollo profesional docente inicial. Está escrito en todos los informes internacionales:
los mejores sistemas educativos del mundo son aquellos capaces de
captar, formar y retener a los mejores egresados de la enseñanza media
para la profesión docente.
Cada año en que esto deja de ocurrir, es otro año perdido para el futuro
de los escolares y el país. Cada año que ingresa un nuevo profesor
carente de competencias a las aulas, se generan daños irreversibles.
A inicios del 2012 el gobierno envió al Congreso un proyecto de ley de carrera docente francamente funesto.
En suma, preso de sus propias ansias ideológicas privatizadoras, aquel
proyecto generaba condiciones financieras que favorecían grotescamente
al sector particular subvencionado frente al municipal.
La nueva ministra Schmidt tuvo el buen tino y capacidad de
diálogo como para elaborar un proyecto de ley “corta”, en todos aquellos
aspectos que pudieran suscitar consenso, sobre este tema que
es sin duda una de las principales reformas educativas. Esta nueva
versión no abarca todas las materias relacionadas con la remuneración,
condiciones laborales e incentivos de los profesores públicos y privados
actualmente en ejercicio, pero apunta en la dirección correcta y debe, con los perfeccionamientos adecuados, aprobarse a la brevedad posible.
Los grandes méritos de la propuesta
En primer lugar el proyecto, correctamente, no hace distinción en su
aplicabilidad al sector particular subvencionado por el Estado y el
municipal, por lo que levanta la principal restricción respecto a la
versión anterior. En lo fundamental, el proyecto establece:
a) Requisitos mínimos para ingresar a estudiar pedagogía.
Son todavía “pobres pero honrados”, pero es ciertamente un avance
respecto al total libertinaje actual, que ha fomentado la proliferación
de una población de estudiantes de pedagogía que es el triple de la
necesaria. Ellos están siendo engañados y endeudados, como lo demuestran
los patéticos resultados de la última encuesta nacional de
alfabetización de adultos y los resultados de la prueba INICIA.
b) Para ejercer la docencia en la educación subvencionada por el Estado, pública y privada, este proyecto hace obligatorio un Examen Inicial de Conocimiento y Habilidades Docentes,
lo que va más allá de la voluntaria prueba INICIA y, aunque todavía no
está definido con precisión, agrega la crucial palabra “habilidades”. Un
buen profesor no es sólo alguien capaz de llenar con circulitos la hoja
de preguntas de un test estandarizado.
c) Otorga importantes incentivos monetarios por 4 años a
los mejores profesores que estén ingresando a ejercer la carrera
docente en el sector subvencionado, entregando así una potente
señal a los egresados de enseñanza media. Ahora no sólo contarán con
becas para estudiar pedagogía, sino que verán un futuro laboral mucho
más promisorio.
d) Reduce de 75% a 70% la intolerable proporción de horas-aula para todos los profesores, nuevos y antiguos.
Si bien esta es una gota de agua en el mar (en los países avanzados
esta proporción está en 60% o 50%), es un avance, y para lograr más que
eso los ingentes recursos financieros requeridos deberán financiarse
con… una obvia reforma tributaria. Establece además la potestad de la
Superintendencia para vigilar que estas condiciones laborales se cumplan
efectivamente, pues hasta ahora ni eso se cumple. Muchos profesores
hacen de facto 100% de horas-aula, salvo los recreos y el almuerzo.
e) Asimismo, se establece la obligación de que el sostenedor utilice verdaderamente los recursos destinados a incentivos en los profesores,
y permite a la Superintendencia vigilar esta situación, evitando el
desvío de recursos a otros propósitos confesables o inconfesables.
f) Aumenta significativamente los montos del incentivo de Asignación de Excelencia Pedagógica (AEP),
que hoy se asigna a los profesores que rinden satisfactoriamente un
examen de conocimientos y aprueban además un portafolio. Al ser
aplicable a los nuevos profesores una vez cumplidos cuatro años de
profesión, estos podrán tener continuidad en sus remuneraciones. Potente
señal.
g) Permite a cualquier profesor en la carrera docente actual postular a estos incrementos de remuneración,
bastando para ello aprobar los requisitos de la AEP, lo cual es una
ventaja indudable en materia de equidad de tratamiento de los nuevos
respecto a los antiguos profesores.
Lo que debe mejorar
Como puede verse, esta reforma es crucial y contiene muchos aspectos
positivos que no debemos “farrearnos” de ninguna manera. Pero por lo
mismo, debe aprobarse con todos sus detalles bien pulidos, pues
no se puede andar legislando cada par de años confundiendo las señales
del sistema. La actual versión presenta algunas deficiencias.
Me perdonará el lector por la lata de entrar en estos detalles, pero el
problema es que hay demasiado en juego.
Lo que debe mejorar:
a) En su nueva versión, el proyecto permite otorgar incentivos a
los profesores que comienzan su carrera, por el mero expediente de
haber obtenido un elevado puntaje PSU ANTES de iniciar sus estudios de
pedagogía, o bien haber tenido buenas notas en el colegio o durante los
estudios de pedagogía, además de buenos resultados en este nuevo Examen
Inicial. Como lo comenté en mi post anterior (“Poda Curricular”) todo
el sistema chileno está orientado a formar profesores y alumnos que
contesten pruebas estandarizadas, minimizando las habilidades de
expresión oral, escrita, o la capacidad para establecer relaciones
interpersonales. En el extremo, un joven que contrató un
preuniversitario para sacar 650 puntos, pero que sea incapaz de
relacionarse con seres humanos adultos o jóvenes, puede terminar ganando
una remuneración mayor que un profesor de 10 años de experiencia, con
grandes habilidades para conducir y motivar un aula. Esto no puede ser. Todo
incentivo que reciba un profesor debe realizarse previa aprobación de
un portafolio que incluya la video-grabación de una clase, lo que es
exigente, que sí discrimina adecuadamente, y que tiene adecuada
capacidad predictiva respecto a los resultados de los alumnos, como lo han demostrado los estudios de MideUC.
b) El proyecto ofrece incentivos relacionados con la AEP
únicamente a profesores que están contratados por un mínimo de 20 hrs.
semanales. Lamentablemente, muchos sostenedores abusan de los contratos
de tiempo parcial. Si un buen profesor aprueba los requisitos y
trabaja aunque sea 5 horas semanales, o bien trabaja 9 hrs. en una
escuela y otras 12 hrs. en otra, debe recibir los incentivos de igual
manera.
c) El presente proyecto establece la obligatoriedad del Examen
Inicial de Conocimientos y Habilidades, pero no establece restricciones
mínimas. En otras palabras, si bien se ofrecen incentivos para los que
obtengan un buen resultado en el mismo, no se impide que un egresado
pueda obtener pésimos resultados y aun así entrar a ejercer a una
escuela subvencionada. En otras palabras, el examen inicial no es habilitante y debe serlo.
Cada profesor mal preparado dañará en su vida profesional el futuro de
aproximadamente 2000 alumnos, y esto no debe permitirse ni un día más.
Si las universidades entregan cartones espurios, y sus egresados no
superan un cierto estándar mínimo, son estas las que deben hacerse
responsables.
d) El proyecto, correctamente, establece la obligación de haber
estudiado en una carrera de pedagogía acreditada para otorgar los
incentivos. Paradojalmente, esto no debiera ser necesario puesto que la
ley estableció hace 4 años la obligatoriedad de acreditación de estas
carreras. Pero… como este es un mercado libertino, hay muchísimas
carreras que aún no cumplen con este requisito. El proyecto es entonces
correcto pero, ¿qué hacer para no dañar a aquellos promisorios
estudiantes de pedagogía, que estudian en instituciones cuyos “dueños”
no se han tomado la molestia de acreditarse? Hay que facultar en
esta Ley al Consejo Nacional de Educación para cerrar carreras de
pedagogía que no acrediten dentro de los 12 meses posteriores a la
aprobación de la misma. Se acabó el recreo del libertinaje.
e) Dada la tradicional tendencia de algunos traficantes en
títulos universitarios, es necesario que, en esta ley, se modifiquen
algunos incisos de la actual Ley de Aseguramiento de la Calidad de la
Educación Superior (sin esperar a la nueva ley de acreditación también
en trámite), paraimponer como obligatoria la necesidad de
cumplir con los requisitos mínimos de ingreso a estudios de pedagogía
que este proyecto de ley establece para poder acreditarse. El
sistema está demasiado lleno de facilidades para eludir las
legislaciones existentes, y estas ventanas deben cerrarse. Por otro
lado, hay quienes opinan que todas las carreras de pedagogía debieran
re-acreditarse más seriamente. Nos encantaría la idea, pero por
consideraciones prácticas, dado el elevado número de carreras, esto
obligaría a retrasar el inicio de la vigencia de esta promisoria ley en
varios años. En esta materia específica, lo perfecto sería enemigo de lo
bueno.
En fin, estimado lector, perdón por lo que pudiera parecer “laterismo
legisativo”, pero en Educación 2020, cuya posición formal en este tema
es la que acabo de exponer, hemos aprendido que muchas veces el futuro
de la educación se juega en la letra chica de la ley.
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