Fuente: La Tercera |
Era que no. Apenas publicada en la prensa la noticia sobre el cambio curricular que estudia el MINEDUC para dar paso a la nueva asignatura de Educación Ciudadana (o Cívica, para llamarla como hasta hace un tiempo), no han parado las voces de protesta en redes sociales, cartas, columnas y notas editorales en medios de comunicación. El MINEDUC se apresuró a dar explicaciones, señalando que no hay decisión tomada y que la propuesta es parte de un proceso de consulta, pues todo cambio curricular debe ser aprobado por el CNED, lo que ocurriría en 2017 para que esta modificación comience a ser implementada en 2019. Dijo además que esta modificación no elimina la filosofía del curriculum, sino que la resitúa pues seguirá como un electivo en Tercer y Cuarto Medio, además de ser integrada a los contenidos de la nueva asignatura Educación Ciudadana. Señaló también que de esta manera (ver figura adjunta) se logrará un curriculum auténticamente común a todas las modalidades de educación secundaria, eliminando las diferencias existentes entre educación humanística científica (HC), educación técnico profesional (TP) y educación artística.
De nada sirvió este esfuerzo. El daño ya estaba hecho y se instaló la idea de un nuevo error no forzado del MINEDUC, desacierto comunicacional y desprolijidad técnica. Convengamos que este juicio puede se exagerado, pero al menos hubo ingenuidad, pues era previsible que -dado el carácter simbólico de la filosofía en el mundo occidental- las voces de alarma por esta decisión serían instantáneas, incluso reconociendo que -en rigor- el lugar en el curriculum y la enseñanza de la filosofía nada garantizan en términos de desarrollo de capacidades reflexivas en los estudiantes, tal como lo muestran datos de evaluaciones estandarizadas, según los cuales una fracción mayoritaria de los jóvenes de 15 años no comprende lo que lee (un dato más categórico aportó un estudio nacional de 2011: el 84% de los chilenos no entiende lo que lee). ¿Cómo no se previó en el MINEDUC que el titular de prensa sería "se elimina la filosofía" o algo así?, ¿cómo no suponer que -dada la irritabilidad (y rechazo) que rodea a las iniciativas de reforma- todo comunicado de prensa del MINEDUC en estos tiempos debe ser celosamente analizado para dimensionar sus implicancias, segundas lecturas y reinterpretaciones?
La desprolijidad es también técnica. En cuanto política, un cambio curricular es probablemente uno de los más complejos que se puede aventurar. Ello es evidente si se considera el rol del curriculum en la experiencia escolar, en los actores y en la institucionalidad del sistema educativo. Por consiguiente, fusionar asignaturas (como sería el caso de la nueva asignatura de Ciencia, Naturaleza y Sociedad), suprimir o subsumir otras (como sería el caso de Filosofía dentro de Educación Ciudadana), no es cosa sencilla ni técnica ni comunicacionalmente. A modo de ejemplo de las consecuencias que tiene proponer un cambio de este alcance, piénsese en la formación disciplinar y pedagógica de los docentes que impartirán estas asignaturas: ¿qué formación deben tener? Una vez respondida esta pregunta, entonces ¿qué universidad los está formando? Si no hay una oferta suficiente, entonces ¿cómo se incentivará a que las universidades asuman este nuevo desafío?
La formación inicial y la formación en servicio evidentemente no han estado orientadas a estas nuevas asignaturas. Las universidades, como se sabe, están todavía ajustando sus mallas curriculares para adecuarlas a los estándares nacionales de formación inicial vigentes desde inicios de esta década, pues antes operaron sobre la base del Marco de la Buena Enseñanza (que -dicho sea de paso- ¡está ahora siendo reformado!, lo que significa que en breve habrá un nuevo requerimiento de ajuste para las instituciones formadoras).
La formación inicial y la formación en servicio evidentemente no han estado orientadas a estas nuevas asignaturas. Las universidades, como se sabe, están todavía ajustando sus mallas curriculares para adecuarlas a los estándares nacionales de formación inicial vigentes desde inicios de esta década, pues antes operaron sobre la base del Marco de la Buena Enseñanza (que -dicho sea de paso- ¡está ahora siendo reformado!, lo que significa que en breve habrá un nuevo requerimiento de ajuste para las instituciones formadoras).
¿Y qué decir de los textos de estudio de estas asignaturas? En este punto, la discusión técnica se ha esbozado en la prensa, dejando en claro que llegar a un acuerdo sobre el sentido y foco de la filosofía en educación media no será cosa sencilla. Para ejemplo de la complejidad de este punto, cito a Sylvia Eyzaguirre -con quien no suelo estar de acuerdo- : "El currículum no contempla el estudio de la lógica, que es
fundamental para desarrollar no sólo pensamiento crítico, sino también
habilidad de comprensión lectora. El currículum se centra en los
conocimientos que debería adquirir el alumno, en vez de poner énfasis en
la forma de proceder de la filosofía, forma que es independientemente
del contenido". ¿Cuál debe ser el contenido de los textos de estudio en esta perspectiva?
En la misma dirección, ¿cuál será la situación de los actuales docentes que hoy sirven las asignaturas que se verán afectadas con estos cambios?, ¿se ha cuantificado este efecto?
Como se ve, el solo anuncio de un cambio curricular despliega más frentes e implicancias que -según se deduce del debate en la prensa- el MINEDUC no previó ni ha sido capaz de resolver pasadas ya varias semanas de iniciado el debate.
Como se ve, el solo anuncio de un cambio curricular despliega más frentes e implicancias que -según se deduce del debate en la prensa- el MINEDUC no previó ni ha sido capaz de resolver pasadas ya varias semanas de iniciado el debate.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tus comentarios