En estos días, asume el nuevo gobierno español. Rajoy, en materia educativa, ha partido con fuertes críticas a la calidad y resultados del sistema. A la vez, anuncia ajustes en los procesos de ingreso a la carrera docente y una modificación del Bachillerato.
Sobre este último punto, el debate ya comenzó. Siempre la diferenciación (tracking) de trayectoria en la educación secundaria ha sido compleja, pues implica acotar las oportunidades formativas de los estudiantes. Es lo que ocurre típicamente con la separación entre secundaria general y secundaria técnica. Al respecto, la tendencia es a privilegiar una educación común para todos el mayor tiempo posible, lo que implica prolongar la secundaria general y dilatar los procesos selectivos, sea para acceder a la educación universitaria o técnica superior. Todo indica que la propuesta de Rajoy apunta en la dirección contraria, esto es, acortar 1 año a la "secundaria baja" u obligatoria, y aumentar la "secundaria alta" para abrir paso al Bachillerato de 3 años.
Visto así, la idea de modificación del Bachillerato supondría segmentar las opciones y alentar a los establecimientos a definir una enseñanza "pro-universitaria" (para los rotulados como "con talento académico") y otra enseñanza "pro-técnica" (para los que muestran una trayectoria académica de menores resultados). En buena cuenta, se restablecería el prejuicio histórico de la educación técnica como una vía de segunda categoría, accesible para quienes no parecen apropiados para seguir la vida universitaria.
De esta manera, se vuelve al problema de la equidad en la educación secundaria, pues es claro que el desarrollo académico está estrechamente ligado con el capital educativo del hogar y el capitual social y cultural que conlleva la estructura de activos y oportunidades de cada joven.
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