Desde hace un tiempo, en Chile se ha hecho habitual que la prensa escrita tenga una sección dedicada al sector "Educación". En ella, se da cuenta de la contigencia educacional (típicamente siguiendo la agenda de la política) y, a la vez, se exploran temas que la propia prensa "levanta" como de interés noticioso.
Este último punto ha evidenciado alianzas entre ciertos medios con ciertas universidades y centros de estudio. Desde el lado de la prensa, resulta beneficioso porque les nutre de comentarios, informes de investigación, interpretaciones de la política y otros insumos que requieren cierto grado de especializacion en el campo de la educación. Desde el lado de los centros y universidades, les provee una vitrina o un espacio de divulgación y posicionamiento social que, por lo general, ha resultado elusivo para la educación. Así, a primera vista, ambas partes obtienen algún provecho.
Sin embargo, hay costos. El reciente estudio de Treviño y Donoso, sobre valor agregado de las escuelas chilenas, es un buen ejemplo de los riesgos que envuelve la relación entre prensa y educación. Para el diario La Tercera, el estudio mostró la efectividad relativa de las escuelas chilenas, atendida la complejidad de educar que significaba en cada caso el tipo de alumnos y los recursos pedagógicos puestos en la tarea de enseñar. En este sentido, la nota de prensa recogía lo esencial del estudio de Treviño y Donoso, a saber, que "en los resultados en educación, la cuna pesa. Según estudios internacionales, los recursos socioeconómicos del alumno (por ejemplo, el tipo de temas que se conversa en la mesa, la cantidad de libros en el hogar y el nivel educacional de sus padres, etc.) explican alrededor de un 20% de los resultados en las pruebas" (La Tercera, agosto 1 de 2010). Hasta acá, todo parece bien. El matiz viene después, cuando el artículo cae en los rankings e identifica al colegio pagado más eficaz ("el mejor de su tipo", dice la nota). A partir de allí, el artículo comienza a indagar en estos colegios, interrogando la efectividad de los "colegios tradicionales top" y concluyendo que la mayoría de ellos sólo logra aquello que, dado el tipo de alumno con que trabajan, deben casi inevitablemente conseguir.
Pero el estudio tenía otros objetivos. Se proponía "analizar las alternativas de agrupación de escuelas básicas tomando en consideración distintos indicadores de resultados de aprendizaje que se construyen a partir del SIMCE" (Treviño y Donoso, 2010, "Agrupación de escuelas para intervenciones políticas. El caso chileno", Facultad de Educación, UDP) y hacer sugerencias para la aplicación de la futura categorización que la Ley General de Educación (LGE) establece. El estudio, lejos de querer rankear los colegios, lo que termina por concluir es que técnicamente es muy dificultoso clasificar las escuelas y que, además, no da lo mismo la opción metodológica que se adscriba. Hay algunas (una clasificación por puntajes brutos en SIMCE) que sólo reflejarían y premiarían la radical segmentación de las escuelas chilenas. Luego, implementar esta disposición de la LGE es un delicado asunto técnico de claras connotaciones sociopolíticas.
La nota de prensa ignora estos aspectos, seguramente, porque los consideró muy técnicos y de poco interés para sus lectores. Con ello, al menos una parte del público se ha quedado con la impresión que el estudio de Treviño y Donoso ha servido para construir un nuevo ranking escolar y para desmitificar la presunta calidad de los colegios pagados. Y de paso se ha perdido una oportunidad de discutir lo que realmente interesaba a quienes realizaron la investigación.
El estudio se puede descargar en CPCE.
Este es el artículo aparecido el 1 de agosto en "La Tercera"
Valor agregado por diferentes tipos de colegios en Chile
Por primera vez, una medición revela el puntaje Simce que deberían
lograr los colegios según el nivel socioeconómico de sus alumnos.E.
Simonsen/ L. Rosenmann/ D.Arce, La Tercera,01/08/2010
Está demostrado que en los resultados en educación, la cuna pesa. Según
estudios internacionales, los recursos socioeconómicos del alumno (por
ejemplo, el tipo de temas que se conversa en la mesa, la cantidad de
libros en el hogar y el nivel educacional de sus padres, etc.) explican
alrededor de un 20% de los resultados en las pruebas.
En Chile, según la última prueba Pisa, que elabora la Organización para
la Cooperación y Desarrollo Económico, el origen de los alumnos explica
el 54% de la diferencia entre escuelas. En otras palabras, las escuelas
chilenas son poco capaces de eliminar las desigualdades de origen y
lograr que todos los alumnos aprendan.
Pero hay casi 300 colegios que escapan a esa tendencia. Las escuelas
Toqui Lautaro, de Nacimiento (municipal), Francisco Ramírez (particular
subvencionado), de San Ramón, y el privado Colegio Internacional Alba,
de Maipú, encabezan esa lista. Los tres establecimientos, cada uno en su
dependencia, son los que logran que sus estudiantes aprendan más, muy
por sobre su origen. Son los más efectivos, según determinó un estudio
de la Facultad de Educación de la Universidad Diego Portales.
EL PRIMERO EN SU TIPO
El estudio es el primero que midió este indicador de efectividad en el
país: cuánto valor agregan las escuelas por sobre el nivel
socioeconómico de los alumnos. Lo que no significa que un colegio másefectivo entregue una educación de mayor calidad en términos absolutos.
Sino que es capaz de hacer que sus alumnos progresen independiente de su
condición de origen.
Para hacer los cálculos, los investigadores tomaron los datos de casi
dos mil colegios del país, que cumplieran con ciertas condiciones, como
haber rendido el Simce de cuarto básico en los años 2006, 2007 y 2008 y
tener registrado datos como el ingreso familiar o el nivel educativo de
los padres para 30 o más estudiantes.
Para cada uno, se estimó, en una escala igual a la del Simce, cuánto
pesa el capital cultural de los alumnos y los recursos del colegio
(especialización de los profesores, libros por alumno o si seleccionan
estudiantes). Este indicador se restó al promedio obtenido por el
colegio en los test de lenguaje y matemáticas de los tres años.
El resultado: un puntaje que indica cuánto debió haber obtenido cada
colegio en la prueba. Dato que se contrastó con el puntaje logrado en la
práctica. Con esto, se determinó cuáles eran los establecimientos de
excelencia - con aprendizajes significativamente mayores a los
esperados-, cuáles eran buenos, cuáles sólo satisfactorios y cuáles
deficientes.
DE EXCELENCIA Y DEFICIENTES
Fueron 335 colegios, el 6% de la muestra, lo que lograron resultados de
excelencia. Esto es, obtener en el Simce de matemáticas, 14 o más puntos
por sobre lo esperado para su nivel. Un selecto grupo compuesto por 207
subvencionados, 124 municipales y sólo cuatro particulares pagados (en
negritas en las tablas).
"Estos colegios logran los mayores aprendizajes, considerando el punto
de partida de sus alumnos. Son los que se acercan a la excelencia en
términos relativos y se deberían mirar con detalle para aprender de
ellos", dice Ernesto Treviño, autor, junto a María Francisca Donoso, del
estudio.
Otros 365 establecimientos, el 5,3% de la muestra, tuvieron en
matemáticas un rendimiento levemente superior al ideal. Este grupo es
considerado satisfactorio y obtienen 4,5 o más puntos por sobre lo
esperado para su nivel socioeconómico. Acá, hay ocho privados (seis de
los cuales se mencionan en la tabla), 217 subvencionados y 141 municipales.
La gran mayoría, 864 colegios, logra sólo un estatus regular dado el
nivel de sus alumnos: en el tramo que va desde los 4,4 puntos por sobre
el nivel hasta 11 puntos por debajo de lo esperado. Y 385 lo hacen mal,
logran apenas 12 o más puntos bajo lo esperado. En este grupo hay 224
colegios municipales, 33 particulares y 130 subvencionados.
En lenguaje, el panorama es similar, aunque ningún colegio privado logra
la excelencia (ver nota secundaria).
LOS MÁS EFICACES
Niños que en kínder suman y restan y todas las materias escolares
adelantadas en un año; apoyo intensivo a los alumnos que se quedan atrás
y un sentido estricto de la disciplina son las claves del Internacional
Alba, según su directora Mónica González. En matemáticas, el colegio
obtiene 320 puntos, 16 más que lo esperado dado el nivel de recursos de
sus alumnos.
Casi la misma diferencia que logra el Instituto de Humanidades Alfredo
Silva, de Concepción, donde hay ocho horas de matemáticas a la semana y
no seis oficiales. No más de 30 alumnos por curso es el otro común
denominador entre estos dos establecimientos, los particulares que
figuran como los más efectivos.
En la escuela Toqui Lautaro, la municipal más efectiva, el ingreso
familiar de los alumnos no supera los $ 160 mil y la mayoría de los
padres terminó la básica. El colegio logra 271 puntos en matemáticas, 43
puntos más que lo esperado.
Similar es el panorama del Francisco Ramírez, escuela subvencionada de
San Ramón: allí las familias de los alumnos tienen ingresos menores a
400 mil pesos y sólo terminaron la enseñanza media. El colegio supera
los 312 puntos en matemáticas, 65 puntos más que lo esperado. Ambos
establecimientos tienen nuevamente un punto en común: los estudiantes se
quedan después de la jornada escolar a reforzar las materias.
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El desempeño de los tradicionales top: la mayoría es sólo regular
Establecimientos como The Grange, Cumbres y Santiago College sólo logran
lo esperado.
por Elizabeth Simonsen, La Tercera, 1 agosto 2010
Los rankings de los colegios en el Simce están dominados por un reducido
grupo de establecimientos que habitualmente comparten los primeros
lugares. En las pruebas de cuarto básico de 2006, 2007 y 2008,
establecimientos como el Cumbres, Santiago College, Andrée English
School y The Grange comparten los primeros lugares.
Los investigadores de la Facultad de Educación de la UDP, liderados por
el académico Ernesto Treviño, calcularon también para ellos qué puntaje
debieran obtener, según el nivel socioeconómico de sus alumnos y los
recursos de la escuela.
Algunos establecimientos, como Internacional Alba y Francisco Ramírez,
figuran entre los más efectivos. Pero otros tradicionales no salen bien
evaluados.
The Grange, por ejemplo, logra 312 puntos en matemáticas, mientras que,
dado el nivel socioeconómico de sus alumnos, debiera superar los 320 puntos.
Lo mismo pasa con el Santiago College, que debería promediar 320 puntos
y logra 318; con el Verbo Divino, que logra 317 puntos en matemáticas,
lo mismo que lo esperado y con Villa María Academy, que promedia 317
puntos, dos puntos menos que lo esperado.
El Colegio Cumbres y el Andrée English School obtienen en matemáticas
sólo dos puntos por sobre lo esperado (320 el primero y 319 el segundo).
Mientras que el Instituto Alonso de Ercilla, de Santiago, obtiene en
matemáticas cuatro puntos por sobre lo que debiera.
Todos ellos fueron clasificados por los investigadores como de desempeño
regular: esto es, no logran más de lo que se espera dado el nivel de sus
alumnos. "No agregan valor", dice Ernesto Treviño.
Como establecimientos de mal desempeño, esto es, que logran menos de lo
esperado, son clasificados otros colegios particulares, como Everest,
Lincoln International Academy y The English Institute. Esos
establecimientos logran 12 puntos por debajo de lo esperado.
Colegios de tradicional buen rendimiento en el Simce, como el Madrigal,
de La Reina; La Girouette, de Las Condes, y el Instituto Miguel León
Prado, de San Miguel, no fueron incluidos en el análisis, porque en
alguno de los tres años analizados no tenían datos para más de 30 alumnos.
En promedio, los 122 colegios particulares estudiados lograron 303
puntos en matemáticas. Sin embargo, dado el nivel de sus alumnos,
debieran haber llegado a 310 puntos.
En lenguaje, obtuvieron seis puntos menos que lo estimado (310 puntos) y
ningún colegio se situó en la categoría de excelencia.
La conclusión, para los investigadores, es que los colegios
particulares, si bien obtienen buenos puntajes, son poco efectivos en
generar valor agregado en sus alumnos. "Buena parte de sus buenos
resultados en Simce se debe al capital sociocultural de las familias",
dice Ernesto Treviño.
El bajo grado de efectividad de los colegios particulares, que se estima
son la elite del país, es algo que, incluso, ha sido comentado por el
encargado de Pisa, Andreas Schleicher, director de la División de
Análisis e Indicadores de la Organización para la Cooperación y
Desarrollo Económico (OECD).
En su última visita al país, Schleicher comentó la necesidad de elevar
el nivel de educación de las elites, ya que, según la última prueba
Pisa, sólo uno de cada cien alumnos chilenos está en los niveles
superiores de desempeño de matemáticas, mientras como promedio de los
países de la OECD, 10 de cada cien están en esa categoría.
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