Uno de los debates que toca el corazón del sistema escolar es la selección de alumnos y la creación de establecimientos educativos que operan sobre la base de dichos alumnos. Estos establecimientos suelen ser liceos, sobre todo ahora que la LGE (ley general de educación) ha puesto obstáculos a la selección por razones socio-académicas en los primeros años de escolaridad, esto es, de primero a sexto básico cursados en la educación pública.
Muchos países tienen liceos públicos selectivos, idea que para muchos entraña una contradicción vital o riesgo de afectar el carácter público de la educación pública puesto que esta política implica implementar mecanismos de segregación basados en la siempre discutida idea de los "talentos académicos", toda vez que estos talentos parecen tener mucho que ver con las oportunidades socioeducativas de que ha gozado cada uno y poco que ver con cierta condición natural de mayor potencial académico.
En Chile el debate se ha visto actualizado por el anuncio de poner en práctica una de las medidas que el programa de educación del gobierno actual incluye, a saber, la creación de una cincuentena de liceos basados en la idea de excelencia académica por la vía de la selección de alumnos. El portal "Educarchile" expone las opinionnes de José J. Brunner, opositor a la propuesta) y de Harald Beyer, partidario de la misma.
Una opinión complementaria es la de Fernando Atria, aparecida en el excelente Blog "Juegos de mate" y reproducida por CIPER, el centro de investigación periodística dirigido por Mónica González.
- Con el sistema educativo actual los padres sólo pueden elegir con quien NO educan a sus hijos, es una de las conclusiones más críticas del abogado Fernando Atria. La constitución garantiza la libertad de lospadres para que elijan el tipo de educación que estiman conveniente,pero eso en realidad no ocurre, pues los padres son elegidos por los colegios, sobre todo, a través del dinero que pueden pagar.
- Así cuando una familia paga 20 mil pesos, lo único que pueda escoger en el fondo es que sus hijos nunca se eduquen con hijos de familia que no pueden pagar 20 mil pesos. Ese mecanismo, dice Atria, es profundamente injusto porque mañana, cuando los niños de 20 mil y de 200 mil terminen su educación, la sociedad los pondrá uno al lado del otro y los hará competir. Y en función de ese resultado les dará distintos ingresos, distintas oportunidades.
- Se supone que la meritocracia da incentivos para que los estudiantes se esfuercen, por lo tanto, presume que hay una decisión personal de por medio, modo de que si al final el alumno obtiene lo que buscaba, puede decir que se lo ganó. Bueno, yo sostengo que es perverso usar esa idea para seleccionar alumnos para básica y secundaria. Porque basta saber un poco sobre la educación chilena para saber que los rendimientos que alcanza un estudiante no dependen de cosas que están bajo su control. Buena parte del rendimiento, – no todo, pero sí buena parte- depende de la clase social a la que pertenece el alumno, es decir, si contó con libros en la casa, si sus padres son profesionales o no, si le pudieron pagar un colegio donde hubiera buenos profesores… Nadie sensato puede negar que eso tiene impacto en el desempeño de los alumnos. Y me parece que es brutal transmitirles a los estudiantes que fracasan el mensaje de que es su culpa y a los que triunfan les hace creer que es su mérito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tus comentarios